La cadena Starz se aventuró hará algo más de un año en esta Spartacus. Rescatar la historia de Espartaco parecía cuanto menos aventurado y arriesgado y su anuncio era lógico que levantara dudas sobre su viabilidad y sobre lo que sería capaz de ofrecer. La historia de Espartaco ya estaba descrita en el clásico adaptado de Kubrick por lo que las preguntas eran inmediatas: ¿Tenía sentido esta serie? ¿Aportaría algo nuevo? Pues bien, estas dudas no parecen haber preocupado mucho a la audiencia que ha respaldado a esta serie hasta el punto de tener una temporada finalizada, una precuela y una segunda prevista para 2012.
La primera temporada de Spartacus se compone de 13 episodios y sigue no de forma literal la historia conocida. Tras unos pactos incumplidos por Roma para con el pueblo tracio, éstos abandonan las huestes romanas como desertores. Sin embargo, el legado romano Claudio Glabro les daría caza capturando entre ellos al guerrero tracio conocido posteriormente como Espartaco y a su mujer, Sura. El primero seria vendido a un lanista de Capua, Batiato, que regenta un ludus de gladiadores mientras que Sura acabaría vendida como esclava por territorio sirio. Espartaco sabe que para reunirse con su mujer deberá convertirse en el mejor gladiador y ganarse así el favor de Batiato, hombre con no pocas aspiraciones.
Bueno, creo que lo mejor para intentar opinar sobre esta serie es ir al grano. Yo la llamo la nueva orgia de excesos porque es imposible separar esas palabras de la experiencia que supone verla. Exceso de sangre porque sus creadores han pensado que si hay gladiadores tiene que haber sangre a raudales. Excesos de músculos porque sin tabletas de chocolate no hay gloria. Excesos de desnudos integrales porque sin tetas y culos no hay paraíso. Exceso de escenas de sexo explicito porque, ¿para qué desaprovechar los excesos de desnudos anteriores? Y así podríamos seguir con sus diálogos sobados, aspecto visual heredado de la 300 de Zack Syder, sus cámaras lentas everywhere y un largo etcétera. El caso es que esta orgía de barbarie, violencia y sexo es una serie que asume por completo su propia identidad a sabiendas que no hay nada en ella que sea demasiado admirable. Nadie puede salir engañado al ver el piloto (y sucesivos) y ver desperdigados todos esos excesos gratuitos que de ser más laxos y contenidos quizás hubiera cosechado mejores críticas. Pero a Spartacus le da igual, mejor morir siendo tú misma que siendo algo que no quieres ser. Su sinceridad respecto a lo que vende es ejemplar.
Y luego tiene otra arma más que sin duda juega a su favor: ritmo. Una serie que no tiene ritmo pueden sucederle dos cosas: ser muy buena y morir o ser muy mala y morir. Spartacus tiene ritmo y sabe gestionarlo. La historia general no es que avance a una gran velocidad pero las diferentes subtramas ayudan a que parezca que sí lo hace. Además sus guionistas juegan con decisiones impredecibles que suelen no casarse con nadie por lo que al ritmo se le añade cierto punto de suspense y sorpresas que no seré yo quien se las reproche. En cuanto a los actores me quedo con los estupendos John Hannah (Batiato) y Lucy Lawless (Lucretia). Interesantes también el protagonista Andy Whitfield, Craig Parker como Glabro o Peter Mensah como Doctoré.
"Castigados sin desayunar"
En definitiva, Spartacus es lo que es: una concatenación de calidad y mediocridad. Puede darte un retrato excelente de la esclavitud y al rato hacerte un chiste de bar infumable, puede darte un enfoque dramático de calidad y al rato mearse en él, te mezcla personajes bien escritos con otros que rozan lo burdo y no se le caerá los anillos si se ven obligados a rellenar huecos de guión con mutilaciones varias, aspersores de sangre o sexo desmedido. Es el estilo Spartacus, no engaña a nadie ni tampoco piensa renunciar a él. Series como la Roma de la HBO le escupe encima y Kubrick ya contó mejor todo esto hace cuarenta años pero esta nos da sangre y arena y sí, está lejos de ser una grande, pero por ahora resulta entrenida.
Salu2!
PD: Siguiente paso: la precuela.
La primera temporada de Spartacus se compone de 13 episodios y sigue no de forma literal la historia conocida. Tras unos pactos incumplidos por Roma para con el pueblo tracio, éstos abandonan las huestes romanas como desertores. Sin embargo, el legado romano Claudio Glabro les daría caza capturando entre ellos al guerrero tracio conocido posteriormente como Espartaco y a su mujer, Sura. El primero seria vendido a un lanista de Capua, Batiato, que regenta un ludus de gladiadores mientras que Sura acabaría vendida como esclava por territorio sirio. Espartaco sabe que para reunirse con su mujer deberá convertirse en el mejor gladiador y ganarse así el favor de Batiato, hombre con no pocas aspiraciones.
Bueno, creo que lo mejor para intentar opinar sobre esta serie es ir al grano. Yo la llamo la nueva orgia de excesos porque es imposible separar esas palabras de la experiencia que supone verla. Exceso de sangre porque sus creadores han pensado que si hay gladiadores tiene que haber sangre a raudales. Excesos de músculos porque sin tabletas de chocolate no hay gloria. Excesos de desnudos integrales porque sin tetas y culos no hay paraíso. Exceso de escenas de sexo explicito porque, ¿para qué desaprovechar los excesos de desnudos anteriores? Y así podríamos seguir con sus diálogos sobados, aspecto visual heredado de la 300 de Zack Syder, sus cámaras lentas everywhere y un largo etcétera. El caso es que esta orgía de barbarie, violencia y sexo es una serie que asume por completo su propia identidad a sabiendas que no hay nada en ella que sea demasiado admirable. Nadie puede salir engañado al ver el piloto (y sucesivos) y ver desperdigados todos esos excesos gratuitos que de ser más laxos y contenidos quizás hubiera cosechado mejores críticas. Pero a Spartacus le da igual, mejor morir siendo tú misma que siendo algo que no quieres ser. Su sinceridad respecto a lo que vende es ejemplar.
Y luego tiene otra arma más que sin duda juega a su favor: ritmo. Una serie que no tiene ritmo pueden sucederle dos cosas: ser muy buena y morir o ser muy mala y morir. Spartacus tiene ritmo y sabe gestionarlo. La historia general no es que avance a una gran velocidad pero las diferentes subtramas ayudan a que parezca que sí lo hace. Además sus guionistas juegan con decisiones impredecibles que suelen no casarse con nadie por lo que al ritmo se le añade cierto punto de suspense y sorpresas que no seré yo quien se las reproche. En cuanto a los actores me quedo con los estupendos John Hannah (Batiato) y Lucy Lawless (Lucretia). Interesantes también el protagonista Andy Whitfield, Craig Parker como Glabro o Peter Mensah como Doctoré.
"Castigados sin desayunar"En definitiva, Spartacus es lo que es: una concatenación de calidad y mediocridad. Puede darte un retrato excelente de la esclavitud y al rato hacerte un chiste de bar infumable, puede darte un enfoque dramático de calidad y al rato mearse en él, te mezcla personajes bien escritos con otros que rozan lo burdo y no se le caerá los anillos si se ven obligados a rellenar huecos de guión con mutilaciones varias, aspersores de sangre o sexo desmedido. Es el estilo Spartacus, no engaña a nadie ni tampoco piensa renunciar a él. Series como la Roma de la HBO le escupe encima y Kubrick ya contó mejor todo esto hace cuarenta años pero esta nos da sangre y arena y sí, está lejos de ser una grande, pero por ahora resulta entrenida.
Salu2!
PD: Siguiente paso: la precuela.
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