lunes, 30 de agosto de 2010

Críticas cinéfilas (LX): Toy Story 3


Director: Lee Unkrich (PIXAR)
Año:
2010
NOTA:9


El viernes vi dos cosas inolvidables: Valencia a 46ºC y Toy Story 3. De lo primero no hace falta decir mucho salvo que ha sido una experiencia muy próxima a lo que debe ser el infierno. De lo segundo sí tengo más cosas que decir. La primera y más significativa es que han pasado bastantes horas desde que la he visto y aún tengo un nudo en la garganta. Pixar vuelve por sus derroteros y nos trae otra propuesta de enorme calidad que además sirve de cierre a una de las sagas de animación más divertidas de los últimos años: Toy Story. En 1995 vimos la primera parte, una película que nos presentaba las vivencias de un grupo de juguetes que encontraban la felicidad siendo útiles a sus respectivos dueños. Ver las andanzas de Woody, Buzz y cía. resultaba una experiencia amena, divertida y original que irremediablemente dejaba huella para bien en nuestras, por entonces, adolescentes retinas. Luego llegó la segunda parte en el 2000. Toy Story 2 sorprendía por el evidente salto técnico pero sobretodo por su denotado interés por perfilar no solo una entrañable aventurilla sino algo más serio, por intentar abarcar temas inéditos que consiguieran reflexión por parte del espectador. Temas como el abandono, la traición o la ética arañaban minutos a esta película infantil/juvenil lo cual ya era sintomático de la evolución de la saga que ha conseguido, con todos los honores, madurar perfectamente en su final.

Lee Unkrich ha dado en el clavo con la tercera parte. Toy Story 3 es el cierre perfecto, el final que merecía este grupo de juguetes más vivos que nunca. Andy ha crecido y la universidad le espera lo que provoca en la pandilla un cierto malestar por el futuro incierto que les espera. Woody, fiel como siempre, cree que Andy no los traicionará y que serán subidos a un desván para volver cuando él los vuelva a reclamar. Como ya es norma en la saga, los juguetes se complicarán la vida y acabarán metidos en una historia frenética llena de comedia y drama a partes iguales. El principio de la película ya es toda una declaración de intenciones y tal vez uno de los mejores momentos de la filmografía Pixar dejando entrever que será la propuesta más madura de la saga, la más sentimental. Y efectivamente así ha sido. Es tierna, brillante y cautivadora. Todo lo que se propone lo transmite con naturalidad y sus valores no entienden de edades brindando a todos los espectadores la opción de reír y llorar. Es, en definitiva, la Pixar que ha encontrado la calidad superlativa en propuestas universales.


Por supuesto este cierre intenta ser un homenaje destinado a los Andys que empezamos esta andadura en 1995 pero va más allá con reflexiones sobre la vida misma recordándonos el inexpugnable paso del tiempo y la vejez logrando,eso sí, una moraleja bastante optimista y conmovedora. Técnicamente es adorable, la música está donde debe estar y el ritmo, montaje y duración son sencillamente perfectos. Lo único achacable es que el 3D me sigue sin convencer demasiado pero resultaba complicadillo encontrar un maldito cine en Valencia con la película en 2D (pasen por caja). Y por supuesto tendréis un nuevo corto pixariano titulado Día y Noche que es sencillamente una delícia más de esta gente ("no temais lo desconocido"). En fin, a pesar de que no encontraba muy necesaria una parte más de los juguetes gustosamente me trago mis palabras y os la recomiendo mucho. Y como bien diría el trío extraterrestre: eternamente agradecido estoy.

Salu2!

PD: ¡El gaaaaaanchooooo! LOVELY EPIC MOMENT

PD2-Shonen: Salto temporal y un mes sin OP (FFFFUUUUU); Kisame Fail (lo mejor los flashbacks como siempre); ahora llega Super Ichigo que ha superado a Super Ichigo (buff,Bleach se está mereciendo una entrada); adiós a Edoras (sigue sin hacerme tilín FT); Shiner se come unos cuantos owneds de Amamiya (no me gusta “la otra”); los Teimou ya comienzan a pillar (parecen sacados de Bobobo, por cierto xDDD).

martes, 24 de agosto de 2010

Criticas cinéfilas (LIX): El curioso caso de Benjamin Button


Director: David Fincher
Año: 2008
NOTA: 7

No es la mejor película de Fincher, eso es una realidad impepinable y hay momentos en los que el Fincher que yo conozco desaparece por completo medio-confirmando que el estudio metió manaza/trastocaron la idea inicial que tenía con la película por hacerla más oscarizable. Sea como sea esta curiosa propuesta dramática se me antoja necesaria y me ha hecho pasar un buen rato.

Es cierto que la narración original de Scott Fiztgerald era de tan solo de diez páginas y que esta adaptación al cine se ha ido por encima de las dos horas y media pero aun siendo una película innecesariamente larga encuentra una estructura coherente y ritmo fluido donde parecía imposible. Este director (uno de mis favoritos ever) es exactamente como el relojero que da comienzo al relato en la película: un profesional de la precisión. El método fincheriano, por suerte para nosotros, no entiende demasiado de géneros y se mueve espléndidamente allí donde se instale, incluso el drama que nos acontece. El curioso caso de Benjamin Button es un relato que viene a tocar temas universales y que se vale de la fantasía para imprimirle mayor reclamo a esos temas. La vida y la muerte, el amor y el dolor son temas recurrentes en esta película, tratados con una sobriedad imponente que sin embargo encuentran maneras de tocarte emocionalmente. No vais a llorar ni vais a sufrir, tan solo pensar. Es el gran punto fuerte de la película, que la moraleja resulta trascendente, que el tiempo es la variable que nos define, que el carpe diem lo inventó alguien por algo. El metódico director consigue gran parte de su objetivo y consigue motivarte respecto a estos temas. Sin embargo y enlazando con lo que decía arriba, hay momentos en los que desaparece su sello. ¿Desde cuándo Fincher se pone a desperdiciar minutos? La película encuentra dos elementos insalvables: la relación de amor y los enlaces al presente. Benjamin y Daisy viven su odisea particular pero determinados pasajes de su historia de amor son narrados de una manera un tanto anodina, sin nada que aportar. En esos momentos me venía una imagen mental de Fincher y Roth tirándose los trastos. Por suerte, se compensa con otros de factura poderosa. Tres cuartos de lo mismo con algún que otro pasaje de la vida de Benjamin. Unos son lirismo del bueno y otros son directamente superfluos. Y ahí está el pero de la película, que Fincher estará más o menos acertado pero siempre te suelta información. No hay espacio para lo olvidable. El otro punto negativo son los acercamientos al presente. Me parece bien que la historia apueste por el flashback pero el montaje sufría cuando nos acercábamos a ver que hacía Julia Ormond. Innecesario.

La película técnicamente es una delicia fincheriana, de esas que lo hacen un realizador reconocible y virtuoso. Exquisita puesta en escena, fotografía cautivadora, el uso de la iluminación es magistral (consigue evocar sentimientos y recuerdos) y la música de Desplat se llena de pianos con sonidos melancólicos. Especial mención a la dirección artística, el majestuoso maquillaje y los efectos especiales. Ni un solo pero, oiga. Los intérpretes están simplemente bien. Conocidos de Fincher como Brad Pitt o Elias Koteas responden al reto con sobriedad aunque reconozco que el Benjamin de Pitt peca de frialdad. Mejor lo lleva Cate Blanchett que si bien no encuentra gran química con Pitt siempre desata su lado camaleónico y sorprende. La sorpresa es Taraji P.Henson que borda su papel. Papeles más insulsos los de Julia Ormond o Tilda Swinton.

Resumiendo: buen drama, técnicamente impecable, viaje emocional al centro de los personajes pero con un Fincher por desgracia demasiado intermitente. Notable bajito.

Salu2!

PD: ¿Te he contado alguna vez la historia de cuando me cayeron siete rayos? MITICO

miércoles, 18 de agosto de 2010

Acariciando el techo de las 2D


Oboro Muramasa (The Demon Blade)

Es difícil hacer lo que hace Vanillaware en estos tiempos que corren. Muy difícil. El mercado de los videojuegos actual está dominado globalmente por las tres dimensiones y lo lleva estando desde hace más de una década. Las desarrolladoras vieron el camino a seguir, muchas de las franquicias y sagas clásicas dieron el salto, otras directamente ya nacieron en 3D y poco a poco nuestros ojos fueron acostumbrándose a decirle adiós a la era de los 16 bits. También fue el comienzo de la carrera tecnológica (y de los tiquismiquis que inundan ahora los foros y que solo valoran los juegos por cómo se ven). Por suerte, entre tanto graficazo aún hay cabida para las dos dimensiones. Son pocas ya las que apuestan por esa vía pero la verdad es que no tengo más que buenas palabras para quien lo intenta. Nintendo por ejemplo con Mario Bros y Wario Land (y los futuros Donkey Kong y Kirby), Wayforward con A boy and his blob y Batman y por supuesto Vanillaware con su Murasama.

George Kamitani, director de Vanillaware, debe ser un tío muy especial. No hacen más que un videojuego (o dos pero rara vez) por generación y no solo no contemplan dar el salto a las 3D sino que siguen experimentando y consiguiendo nuevas experiencias con las dos dimensiones. Se la bufa y rebufa cuales sean las tendencias del mercado. Yo les aplaudo por ello porque si bien es cierto que no lo petan en ventas sí están consiguiendo un reconocimiento importante dentro del sector. Pues bien, su última joyita es este Oboro Muramasa aparecido en Wii que sigue la estela del encantador Odin Sphere (lo tengo que terminar, lo sé) y presenta dos historias paralelas ambientadas en el Japón feudal, concretamente por la era Tokugawa si no recuerdo mal. Los protagonistas de las mismas son Kisuke y Momohime. El primero se ve envuelto en una serie de asesinatos y no recuerda el porqué ya que pierde la memoria mientras que la segunda ha sido poseída por otra alma expulsando la suya de su cuerpo. Bajo estas premisas se desarrollan dos historias emocionantes y épicas donde el amor y el dolor inundan la propuesta respetando el estilo del estudio.

¿Qué decir de este juego? Pues maravillas básicamente. Su aspecto visual es una de esas cosas a las que no puedes decir que no. El puntillismo y perfeccionamiento casi enfermizo sobre los sprites es tan grande que no es raro que te quedes semihipnotizado mientras juegas con tu personaje ya que incluso detenidos, Kisuke y Momohime se mueven al son de su respiración o moverán sus ojos como si analizasen el terreno que les rodea. Esto es herencia directa del Odin Sphere que ya era meticuloso con los detalles. Artísticamente es muy potente: diseño de personajes abrumador (con cada jefe había que limpiarse las babas), una ambientación nipona excelente (muy de la época conjugando castillos con ciudades y con estampas al aire libre de una belleza increíble) y unas partituras musicales de lo más apropiadas y significativas.


Jugabilidad. Hay quien le achaca a estas propuestas que sin su bonita puesta en escena serían juegos mediocres por lo que poco que plantean a nivel jugable. Esa es una afirmación injusta desde el momento en que sus planteamientos no buscan nada más allá del género al que pertenecen. Si bien el Odin Sphere era un beat´em up con tintes de “rpgeros” este Murasama es un beat´em up de pura cepa donde lo único que tenemos que hacer es avanzar, matar y recuperar vida si la perdemos. Es más purista incluso que el Odin Sphere porque en aquel aún metieron la alquimia y alguna pijada más pero este ni eso, este lo más novedoso que incorpora es un sistema de forja de espadas/katanas que no supondrá ningún quebradero de cabeza pues solo necesitamos matar y saber alimentarnos. Los mandos y ordenes son de lo más intuitivos, simples y directos valiéndose de nunchuk+wiimote. Sin embargo sabe combinar la sencillez del tirar pa lante con algunas curiosidades como levitar brevemente, los golpes aéreos, las habilidades de los distintos sables o alguna prueba exploratoria.

También tiene concepción de juego rejugable. Sin ir más lejos el juego posibilita que al finalizar las dos historias puedas seguir forjando las espadas que faltan y poder ver así los finales alternativos. Además tiene tres modos de dificultad (Musou, Shura y Shigurui) con posibilidad de ser alternados en cualquier momento. El Shigurui es un maldito infierno. Y nada, por ultimo darle las gracias a Rising Star por la traducción del juego (a pesar de los lloros de sangre al ver habilidades sin h) y por respetar la posibilidad del audio japonés (lovely lovely). En definitiva, estamos ante un juegazo.

Salu2!

PD: Próxima reseña: Wario Land The Shake Dimension

viernes, 13 de agosto de 2010

Sitcom por aquí, sitcom por allá (2)


COMMUNITY - Primera Temporada

Menuda sorpresa más agradable. Había leído cosas sobre esta serie en muchos blogs amigos y las referencias eran muy positivas pero reconozco que meterme con una nueva sitcom era demasiado teniendo en cuenta que ando viendo tres diferentes actualmente y encima NEOX (seguramente el canal más decente de la TDT) nos va a enchufar en breve Modern Family. La suma hace cinco series (¡5 sitcoms a la vez!) lo cual ya es muy raro en mí pero es que nunca podré decirle que no a una serie como Community que desde el viernes que la acabé va a ser una fija en mi agenda.

¿Y fija por qué? ¿Qué tiene esta Community de especial? Yo creo que frescura. Si pasamos del anodino piloto y vamos un poco más allá nos vamos encontrando con el aire fresco que ya no veo en series referencia de comedia con más temporadas en su haber. Una primera temporada tiene la difícil tarea de gustarte y si es posible convencerte. Hay que hacer presentaciones, hay que proponer un estilo y hay que establecer directrices a seguir. Community ha presentado sus credenciales, ha propuesto un estilo particular y ha apostado por la comedia desenfadada que puede crecer desde múltiples ángulos. Seguramente es por esto último que la serie ha tenido una gran acogida y ha conseguido con todo el merecimiento una segunda temporada, porque puede irse hacia donde quiera sin resentirse en absoluto conjugando el estilo autoconclusivo con guiones dispares de todo tipo. De hecho, el elenco protagonista es en sí mismo muy heterogéneo para facilitar esa disparidad. Por ejemplo, el capitulo donde Shirley introduce los valores de la navidad desde el prisma católico choca frontalmente con el de sus compañeros donde hay judíos, musulmanes, testigos, agnósticos y ateos y el guión empieza a hacer piruetas para pasar veinte minutos esplendidos donde líos y risas campan a su aire.

En general, me encanta esta fórmula porque no sabes por dónde te van a salir. Un capitulo de Community es como un plan sin previa planificación que encuentra su modo y tiempos de desarrollo casi de manera innata. Empieza un capitulo, los protas aparecen por la sala de estudio y que sea lo que dios quiera. Me viene a la cabeza el capítulo de la mafia de las alitas de pollo que sabes cómo empieza pero no como se va a desarrollar. Esta supuesta anarquía y su forma de jugar con los personajes y las situaciones son la frescura de la que hace gala y convierte a este grupo de estudiantes de español en una gran comedia, tal vez de lo mejorcillo que tenga la NBC en parrilla junto a Lemon y cía.

Más puntos fuertes: los personajes. La premisa de centrar la historia en una Community College norteamericana no parece motivo suficiente para darle una oportunidad pero en cuanto conoces a protagonistas y secundarios te va a dar igual el contexto porque directamente se te olvida. Como decía, el grupo protagonista está formado por gente muy diferente. Jeff Winger, el típico tío que se siente imprescindible por su físico y capacidad de liderazgo; Abed, el personaje raro que ve la vida desde su contexto particular; Britta, la luchadora de las causas perdidas; Shirley, la madre de dos hijos que afronta su reciente divorcio; Annie, la recatada y neurótica estudiante; Troy, ex-promesa del futbol americano y Pierce, la "sabiduría" de la vida. Este peculiar grupo me ha conquistado y verles como una pequeña familia resulta inevitable pero ojo a los secundarios también. Por ahí tenemos a dos personajes como el Señor Chang o Dean Pelton que son oro del moro. El primero es el profesor de español (¡Buenos días children!) y el segundo el activo decano que busca de forma desesperada darle glamour a una universidad considerada de tercera en EEUU. Si la serie ya tenía un punto histriónico importante estos dos la suben a surrealista, en especial el personaje de Ken Jeong (el momento de su entrada en Modern Warfare [1X23] es BESTIAL).

Otro de sus puntos fuertes es su nivel referencial. Me gusta que las comedias tiren de referencias y si tiran puyas pues mejor todavía. The Big Bang Theory o 30 Rock son un buen exponente de ello, en especial la segunda en la que casi todos sus episodios hay referencias a series, televisión, cine o cultura popular. A Community también le gusta ese juego y es que con Abed, un erudito de la cultura televisiva, está a huevo. Friends, la HBO, The Wire, Batman, Mad Men, Epi y Blas y muchas otras no se salvan de los comentarios del grupo. Algunas son antológicas. Tampoco han faltado cameos curiosos como el de Jack Black que no sé si repetirán en la segunda pero estaría bien.

En definitiva, encantado estoy con la serie. Tengo muchas ganas de Greendale, tengo ganas de nuevas historietas y quiero seguir pensando que Abed y Troy cerrarán más capítulos como ellos saben, es decir, ASÍ. En septiembre empiezan de nuevo las clases. Ahí estaremos.

Salu2!

PD: Y lástima de subtítulos… ¿alguno ha encontrado decentes?

PD2-shonen: Se respira salto temporal onepisero (in Oda we trust); Naruto saiyan-rikudou mode, Kisame garrapata…(del gran flashback a esto); Aizen mariposon (lo de Bleach ya es demencial); Mistgun propone palmar para reiniciar Edoras (que se acabe esta saga ya); Tenma recupera su alma (lógico, es un shonen); lo de Oboro se llama dopaje extremo; Ishiyama reacciona (amemos a Aoi eternamente).

viernes, 6 de agosto de 2010

Odiados (3)

Tenía que volver esta sección que tiene como principal objetivo destrozar a los personajes que en ella aparecen. No hay compasión ninguna hacia ellos ni consuelo ante las humillaciones que aquí recibirán. He visto oportuno el verano, con este calor sofocante que me tiene más irritado de lo normal, para atacar a tres individuos al azar del mundo del cine, series, videojuegos, la literatura o el comic japonés porque yo lo valgo. Se han ganado a pulso estar aquí entre nosotros así que sin más preámbulos procedamos a calumniar a los tres personajillos de esta nueva edición. Ojito a los spoilers (por si acaso).

CÓMODO (Gladiator)


Estaremos de acuerdo que es uno de los mejores papeles de Joaquin Phoenix y que el personaje es tremendamente carismático. Que eso vaya por delante pues mi intención no es ni mucho menos desprestigiar actores, más bien al contrario, odiar a Cómodo es la cosa más normal del mundo debido a la gran interpretación de Phoenix. Cómodo, para ir al grano, da muchísimo asco. El hijo de Marco Aurelio era ambicioso y codiciaba el poder absoluto lo cual hasta cierto punto era algo normal en muchos de los dirigentes romanos de entonces pero este lo hacía desde la vía rastrera para tapar ese majestuoso complejo de inferioridad que tenía. Cuando los ojos de su padre miraban hacia otro lado a este le entraba la envidia y los instintos asesinos (y ya sabemos cómo acabó la historia). Y si no encontraba el afecto de su gente los obligaba con sutiles amenazas y no hablemos ya de los acercamientos morbosos hacia su hermana. Pero qué asco de tío. Pero el personaje, entrado ya en otro nivel de hijoputismo extremo, se ceba con Maximo y su familia. Aquí ya no hay perdón posible. Este villano emperador se merecía una patada voladora de Norris aunque me conformo con lo que pasó en la película. Grande la escena del coliseo donde el pueblo y la hermana lo ignoraron como a un gran cero a la izquierda.

TOM ZAREK (BATTLESTAR GALACTICA - 2003)


El politicucho de Sagitarian, agitador de conflictos contra el gobierno y preso por crímenes terroristas es una pieza importante de Battlestar Galactica. Creo que su personaje es realmente interesante y un gran revulsivo en alguna de las partes de la serie (la última temporada sin ir más lejos) pero eso no le exime de ser un bicho de cuidado. Las puñaladas que se meten él y Roslin son antológicas con la diferencia que el primero siempre tejía planes para obtener su ansiado trono político. Demasiado ambicioso y manipulador. Demasiado sectario. Demasiado cabroncete. ¿Y lo trapero que era al principio de la serie? Aún me acuerdo de sus “ideas” temerarias en Los Últimos destellos de Kobol.

ROBERTO (MONSTER)


Te quiero mucho Naoki Urasawa. Sabes que sigo leyendo con devoción tus series (qué bien pinta Billy Bat, por cierto) pero en Monster cometiste un error que aún hoy releyéndome la serie me sigue repateando en el estomago. Ese error se llama Roberto. Es uno de esos personajes que odio y que el paso del tiempo no consigue aminorar esa sensación. Si bien actuaba como la mano derecha de Johan lo cierto es que se permitía algunos excesos que no mejoraban su imagen como los que tuvo con Tenma o Eva. Luego llegó la gran escena de la biblioteca y respiré felicidad pero Urasawa pensó que aún tenía cabida y nos lo clavó en Ruhenheim. Entonces me retorcí y dije “nooooo!” pero por suerte teníamos a Lunge por allí. Y aunque luego Urasawa intentó suavizar su imagen hablándonos de la Kinderheim lo cierto es que el daño ya estaba hecho.

Salu2!

PD: Más odio y bilis en próximas entregas.

PD2-shonen: Capitulazo onepisero (¡qué raro!); pedazo flashback narutero (que haga flashbacks hasta el final); Gin se la quiere jugar a Aizen (ay, alma cándida); los tres dragon slayers a fullpower (cerremos saga de una vez, por favor); Tenma vs su madre (¿en qué ha degenerado Lost Canvas?); Oboro iba de tapado (algo interesante por fin); grandiosa estrategia de los Ishiyama con Beel como “engaño” (hemos evolucionado a spokon).