Director: David Yates
NOTA: 7
Año: 2010
NOTA: 7
Año: 2010
Ya estoy enfilando el final cinematográfico de Harry Potter y por supuesto lo hago como yo sé: más tarde que el resto de la humanidad. Pero bueno, vayamos a lo importante, a las sensaciones que me deja esta primera parte del final de una de las sagas cinematográficas más rentables sin duda de la historia (¿habéis visto la brutal recaudación de la segunda parte?)
Tengo que decir que en líneas generales me ha parecido una buena película y es raro porque quedé extenuado de la quinta y especialmente de la sexta entrega resumidas en horas perdidas de cine simplón, hueco y artificiero. La fe en David Yates y su equipo (especialmente el de guionistas) hacía aguas en un momento delicado y no presentaba candidatura para un final decente. No me voy a poner a maldecir de nuevo esas dos películas (podéis ver las reseñas que escribí en los links de arriba) pero el daño estaba hecho. Con la presentación de esta séptima y su división en dos partes estaba ya el pescao vendido. O había reconciliación o habría maldiciones ad eternum. Yo era un poco susceptible con respecto a dividir la película en dos pues lo primero que parece a simple vista es una decisión económica sacacuartos (y de hecho lo es) pero desde el punto de vista narrativo quizás no ha estado tan mal, especialmente por lo que se deja ver en esta primera parte y que asumo tras su visionado como algo fundamental y que la saga pedía a gritos: orden y buen hacer. Y es posible que ya tuviera algo de eso cuando Cuarón cogió por los cuernos al Prisionero de Azkaban pero faltaba más. No se podían reprimir por más tiempo esas sensaciones de desasosiego y amenaza, esos puntos de inflexión vibrantes ni tampoco trabar el desarrollo de unos personajes y unas historias que debían andar hacia delante de manera inexorable. Y habido un poco de suerte.
David Yates se desprende de Hogwarts, lugar donde nunca se ha sentido a gusto, y gana confianza moviendo la historia en varias direcciones y jugando con localizaciones nuevas aunque alguna de ella ya resulte familiar como el siempre curioso Ministerio de Magia. Es quizás el primer punto a favor de la película con el que no solo consigue mejores encuadres fotográficos sino también una ambientación mucho más idónea. Además el ritmo mejora sensiblemente con persecuciones, enfrentamientos y búsquedas arduas. También consigue lo que en otras le ha sido casi imposible: mezclar con acierto el punto dramático con el humorístico aunque de éste último no haya demasiado.
El segundo punto a favor son los personajes. Reconozco que no son para pasar a la historia ciertamente pero por fin los tres protagonistas me convencen. Ya no son tan mocosos y saben a lo que se exponen. Su indefensión ante la amenaza en ciernes los ha hecho madurar de ahí que nada más comenzar veamos ya sus primeras decisiones difíciles, especialmente a mencionar la de Hermione borrando la memoria a sus padres nada más empezar la película. Es otro tono, una manera de contar que sí responde mejor a expectativas y la pregunta que te viene a la cabeza es porque esto no ha pasado un poco antes. Todo el arsenal de personajes secundarios de lujo siguen al trío protagonista de cerca y también ellos se ven envueltos en problemas lógicos de la situación pre-batalla. Está claro que el final ya anticipa una de los argumentos más sobados de la literatura fantástica: el bien vs mal, el de opresores y oprimidos pero no me desagrada que se tiña con ese punto racista, xenófobo y guarro que promulga el colega Voldemort y me remito a esa magnífica reunión de mortifagos del principio del film.
El tercero es que técnicamente la película es muy notable. Siempre cantan algunas cosas pero nada especialmente horrible que nos dañe la vista. Ya he comentando antes lo bien que le ha sentado la ambientación sucia, gris y lúgubre y además esta película cuenta con un gran acierto: la animación del cuento de los tres hermanos. Hay quien dice que es lo mejor de la película y lo mismo tienen razón. Una pequeña maravilla.
Como puntos flojos sólo veo el bajonazo de ritmo en la búsqueda agónica de horrocruxes que inevitablemente te hace mirar el reloj y maldecir esa lentitud. Vale que se disfrute del desplome psicológico de los protagonistas pero es una parte difícil de la película y no demasiado bien hilvanada. Y por otro la música que la he visto a ratos demasiado simplona para estar detrás un crack como Desplat. No todo se puede tener en este mundo.
En fin, buenas sensaciones me deja esta primera parte antes de meterme en el cierre definitivo. Ya es mucho más de lo que esperaba de este entrante así que devoraré la segunda parte brevemente y hablaremos más tranquilamente de Harry Potter y su final.
Salu2!
PD: ¡La Bellatrix liándola siempre! Je!
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